Este sería probablemente el día más vergonzoso de la vida de Jerónimo y Susana durante muchos años. Permanecieron junto al asta de la bandera durante más de una hora hasta que terminó la reunión de padres y profesores. Cuando recibieron el permiso de Nataniel para marcharse, huyeron como si se les hubiera concedido una amnistía por sus crímenes.
Una llamada de Nataniel había obligado a cerrar decenas de sus tiendas de la cadena, e incluso Gonzalo quedó paralizado. Jerónimo sospechaba que había algo inusual en la situación de Nataniel. Estaba bastante seguro de que había más en él de lo que se veía a simple vista. Si no fuera así, el Gobernador no lo habría tratado con tanto respeto.
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