De hecho, Nataniel se arrepintió de su decisión en cuanto decidió que Brenda lo acompañara. Le preocupaba que fuera incapaz de seguirles el ritmo y se convirtiera en una carga que afectara a su misión. No obstante, Brenda lo sorprendió. No era tan débil como había imaginado. A pesar de que le costaba seguirles el ritmo, no se quejó y los siguió con los dientes apretados.
Hacía una hora que continuaban el viaje. De repente, Nataniel detuvo el paso.
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