En el estudio del Palacio Real de Brimmopolis. Una vez más, Camila Quintanar llamó a la puerta del estudio de su marido y entró en la habitación. Se dio cuenta de que la avena y la guarnición que había traído antes no se habían tocado. Anselmo Huitron tenía los ojos cerrados y la espalda apoyada en la silla; no se sabía si estaba durmiendo o solo cerrando los ojos. Camila Quintanar tomó la capa que tenía a su lado y se la puso por encima. De pronto, Anselmo abrió los ojos y Camila se quedó sorprendida. Camila le dio una palmada en el pecho y dijo:
—¡Creía que estabas dormido! ¿Por qué no comiste nada de avena? ¿Crees que puedes seguir así mucho tiempo?
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