Sheila se estremeció hasta lo más profundo cuando escuchó eso. Pero no tardó mucho tiempo para que se mofara:
—Me preguntaba cómo es que esa persona se atrevió a ordenarle a su hombre que me abofeteara. Resulta que es Nataniel, ¡el Comandante al que mi tío despidió! Qué mundo tan pequeño. Nunca pensé que él fuera el esposo de esa mujer.
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