Dentro de la casa estaba la oficina de Quintin. Estaba exquisitamente decorado, y cada mueble estaba hecho de palisandro de primera calidad.
Ya fueran los artículos de caligrafía en la mesa o los jarrones que decoraban la casa, todos eran antigüedades. Era obvio que Quintín era alguien a quien le encantaba coleccionar antigüedades.
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