Ya entrada la noche, Penélope salió hacia la base militar de Ciudad Fortaleza con Francis. Las calles estaban en absoluto silencio y había algunos coches perdidos estacionados aquí y allá.
Todo estaba tranquilo, excepto por la furgoneta negra que iba detrás de su auto mientras conducían por las calles. Después de haber pasado por tres callejones, Francis todavía podía ver la furgoneta negra en el espejo retrovisor del auto. Con eso, estaba segura de que las estaban siguiendo. Giró la cabeza y se dirigió a Penélope:
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