Según el estilo habitual de Nataniel, ya habría enviado a Carmelo a la muerte por intentar dañar de nuevo a su familia. Sin embargo, las elecciones presidenciales estaban en curso y todos los peces gordos estaban ocupados, competían para ser el próximo Presidente. Por lo tanto, Nataniel no quería causar un gran revuelo en un momento como este.
―Rómpeles las piernas y luego que alguien los envíe de regreso para que sus propias familias puedan disciplinarlos ―ordenó Nataniel con frialdad.
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