Los ciudadanos del País J solo pudieron observar cómo Nataniel y sus subordinados se marchaban ante sus ojos. Do Honjun esperó a que Nataniel desapareciera por completo tras las puertas y solo entonces se levantó del suelo. Intercambió miradas con el Emperador Chongmei, ambos parecían muy avergonzados por el resultado.
El pobre Emperador había hecho que su hijo fuera castrado por Nataniel y también había perdido diez artefactos a causa de él y sin embargo solo podía dejarlo salir ileso.
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