Estas personas fueron reunidas por Nataniel en menos de tres horas desde diferentes ciudades del Sur. La razón por la que fueron convocados por este era simple: presenciar una ejecución, ver cómo Justino era fusilado con sus propios ojos.
Justino se sintió como si le hubiera caído un rayo. Cada gramo de fuerza en su cuerpo se desvaneció mientras se desplomaba en el suelo, se estremecía, con la espalda empapada de sudor y la desesperación en los ojos.
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