Capítulo 1936 ¿Quién te dio permiso para irrumpir?
Penélope rompió a llorar mientras se enterraba en los brazos de Nataniel. Se repetía a sí misma que debía mantenerse fuerte por muy mal que salieran las cosas. Y de hecho, no derramó ni una sola lágrima en todas esas noches de insomnio, ni siquiera cuando Goliat la amenazó.
Pero cuando vio a Nataniel ante sus ojos, sintió que por fin podía bajar la guardia. Una sensación de alegría y alivio la invadió y lloró en su abrazo. Nataniel la estrechó entre sus brazos, acariciando su cabeza con cariño mientras la consolaba.
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