Raytor quedó encantado al ver su armadura. En su emoción, golpeó sus puños y un ruido ensordecedor estremeció el suelo. La felicidad en su rostro fue aún más visible.
No solo fue protegido por la armadura, también parecía que tenía un interminable suministro de energía. Sintió que con un pequeño salto podría elevarse por los aires o como si con un tenue golpe pudiera destrozar una gran roca.
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