Cayó la noche y la ciudad estaba brillantemente alumbrada. En el Palacio Celestial, acababa de comenzar una cena de cumpleaños con casi mil invitados, que ocupaban más de cien mesas. Penélope, con Nataniel a su lado, pronunció un discurso de agradecimiento a los que habían asistido a celebrar su cumpleaños, para luego convidarlos a un brindis. Los invitados respondieron con entusiasmo y el ambiente se animó mucho. Nataniel y Penélope volvieron a sentarse y la cena comenzó entonces de manera oficial.
Una enorme pantalla de televisor LCD cubría una de las paredes del vestíbulo del Palacio Celestial. Era tan grande que emulaba la de los cines. Tomás Dávila ya le había ordenado al gerente encender el televisor y sintonizar el canal local de Ciudad Fortaleza. Todos los invitados esperaban la alocución pública de Silvia Lemes donde le ofrecería disculpas a Penélope.
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