Con un gesto severo, Tomás dio un paso al frente y se estiró para abrir la caja de regalo. Al segundo en el que pudo ver el objeto en la caja, su expresión cambió.
—¿¡Cómo te atreves a enviar tal cosa como regalo de cumpleaños al Señor Cruz!? ¡Estás firmando tu sentencia de muerte!
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