Cuando Nataniel acuchilló la nave espacial, prácticamente levantó un avispero.
La flota del Reino Divino montó en cólera y una multitud de naves espaciales salieron en tropel, todas decididas a cazar y eliminar a Nataniel, quien se movía con la agilidad del viento, veloz como el rayo. En medio del diluvio de ráfagas láser enemigas, esquivó y zigzagueó con pericia entre el caos, escapando de manera desesperada.
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