Miranda se excusó para ir al lavabo y ordenó a sus subordinados que impidieran que los periodistas trataran de conseguir una entrevista exclusiva con ella. Luego se dirigió en dirección al lavabo con su mano derecha, Clodio, a cuestas. Su rostro se ensombreció una vez que estuvo fuera del campo de visión de los periodistas.
—Clodio, ¿qué está pasando? Creía que habíamos sobornado a la mayoría de los jueces. ¿No va a ser mío el Premio Mundial de la Paz a pesar de todo? ¿Por qué esa zorra euroasiática se lleva toda la atención? No habrá ningún cambio en el plan, ¿verdad?
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