Siguiendo la tradición, también hay que elegir un apodo para el niño. Además, el apodo debe ser humilde. Se cree que, de este modo, el niño no provocaría la envidia de los cielos y podría crecer sano.
Así, en respuesta a la insistente petición de su suegra, Nataniel puso a su hijo el apodo de Gelatina porque las gelatinas le parecían feas.
Obtiene más cupones de libro que los de la appRecargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread