Gerardo no contaba con que Peni estuviera tan alerta y se maldijo internamente por fracasar. Sin embargo, no se permitió entrar en pánico. Pensó rápido en una solución, sacó una cartera y se la ofreció con una sonrisa.
—Señorita, acabo de ver esta cartera en el suelo, quería preguntarle si se le había caído.
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