Vicente parpadeó sorprendido por un momento y luego se disculpó con una sonrisa.
—Señor, nuestro jefe viene muy pocas veces al restaurante a resolver asuntos, a menos que sea por algo muy importante. Si usted no está satisfecho con la calidad de la comida o con el servicio que se le ha brindado, me lo puede decir a mí. Yo estaré más que feliz de servirle.
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