—¿Tu subordinado? —dijo Bertoldino. Parecía sorprendido cuando miró a Nataniel. La mirada del primero pasó luego de Nataniel a César y eso hizo que Bertoldino se riera en voz alta—. ¿Te refieres a ese tipo? Ja, ja, ja, Nataniel Cruz, no creerás que tu chico puede derrotar a más de cien de mis hombres, ¿verdad?
Los subordinados de Bertoldino, que habían estado de pie a un lado, se rieron juntos. Todos miraron a Nataniel y a César con desprecio en sus ojos. Nataniel permaneció indiferente, se rio y refutó:
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