Capítulo 1350 No eres digno de ponerme un dedo encima
En un pequeño patio suburbano de Ciudad Fortaleza, Nataniel estaba leyendo en un humilde estudio cuando oyó ruidosos pasos desde el exterior. A continuación, la puerta se abrió a la fuerza con Guido Godoy y docenas de hombres con trajes negros entraron en grupo y lo rodearon. Entonces la multitud se separó, abriendo paso a Celso, que entraba a grandes pasos con las manos a la espalda. Los labios de Nataniel se torcieron al ver a Celso y a los demás.
—Celso, estaba a punto de buscarte. Mañana es un día auspicioso, que además es el día de mi boda. Así que lo que digo es que llevan mucho tiempo investigándome y no han sido capaces de encontrar ninguna prueba objetiva, es hora de que me dejen ir. No estoy de humor para seguir jugando contigo.
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