Nataniel se conmovió después de notar la determinación de su esposa de enfrentar esto con él a pesar de sus temores.
—No te preocupes, cariño. Te dije que ni siquiera Beato puede hacer nada. —Él la consoló—. Si él no viene, entonces ese será el final de todo. Si lo hace, lo encontraré y lo haré humillarse y pedir perdón por el comportamiento inaceptable de su hermano.
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