Capítulo 1604 Ahora es mi turno
Quentin había convertido en polvo las losas de concreto y los autos que los rodeaban con su terrible poder. De hecho, Quentin tenía un sobrenombre menos conocido: «El Rey de la Destrucción». A dondequiera que fuera, llevaba consigo la destrucción. La gente a su alrededor lo miró, conmocionados. Hasta César y Carmen, quienes casi nunca entraban en pánico, miraron con ansiedad a Nataniel y estaban preocupados por su seguridad.
No obstante, mientras que Quentin era fuerte y violento, Nataniel era tan firme como una montaña cuando lo contratacaba. Quentin había lanzado diez golpes seguidos. Sin embargo, no solo había fallado en acabar con Nataniel, apenas y había conseguido tocarlo. Esto hizo que Quentin se sintiera un poco aturdido. Era evidente que el nombramiento de Nataniel como Dios de la guerra no fue por accidente. Justo cuando terminaba con sus golpes, Nataniel habló.
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