Nataniel miró el espejo retrovisor y torció un poco los labios. Penélope y Reyna estaban en un sueño profundo en el auto. Resulta que las dos se marean con facilidad en el auto y tomaron un medicamento. Por esto, se adormecieron y se abrazaron una con otra para dormir. ¡Sin embargo, Carmen seguía bien despierta! El auto siguió avanzando unos cuantos kilómetros por la carretera. De pronto, había un gran ataúd en medio de la carretera y les bloqueaba el paso. El sedán de Hongqi y los tres Jeeps no tuvieron más remedio que detenerse. Al instante, Carmen se puso nerviosa y preguntó en voz baja:
—Nataniel, ¿qué está pasando? Hay un ataúd en medio de la carretera. ¡Se ve aterrador!
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