César, Yadir y los demás no pudieron evitar sentirse sorprendidos, parecía que no se habían equivocado. El yate y los barcos que acababan de aparecer pertenecían de forma innegable a la Ciudad Celestial, peor aún, la flota de Ariarica estaba ayudando a la flota de Ciudad Celestial desde más de cien millas náuticas de distancia.
Volviéndose hacia Nataniel, Yadir parecía un poco nervioso cuando preguntó:
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