Aquella noche, Max bebió la Sangre Azul que Markel le había enviado a través de un mensajero y luego entró en estado de digestión.
Llegó la mañana siguiente y sintió que sus fuerzas habían aumentado considerablemente. Estaba a punto de intentar cambiar a la forma de combate, preguntándose si habría alcanzado el nivel de seis alas o incluso de ocho.
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