Prometeo se sentó con lentitud en el sofá. No alargó la mano para tomar su taza de té, pero miró a Nataniel y a Valeriano y dijo:
—Se suponía que hoy tenía que asistir a una importante reunión del gabinete cuando me enteré de que el General tenía que verme hoy. Al principio no quería venir, pero me imaginé que tendrían algo importante que discutir, así que vine.
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