Por el rabillo del ojo, Barrabás vio a unos cuantos guardaespaldas retirando el cuerpo del hombre que había sido asesinado por la pelota de golf. Su expresión cambió un poco. Si la población general de hombres de negocios eran lobos astutos, entonces Quirino era en definitiva uno cruel y malvado. La maquinación y el engaño eran tácticas habituales en el mundo de los negocios. Sin embargo, parecía que el presidente prefería utilizar la violencia para resolver sus problemas.
Aunque a Quirino le gustaba la violencia, no era un hombre estúpido. Al contrario, era demasiado inteligente. Con una sola mirada podía saber lo que Barrabás estaba pensando. Con una sonrisa, dijo:
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