En el gran salón de la Mansión del Príncipe en Ciudad Fortaleza, Max mantenía una conversación con sus dos ayudantes, Parmin y Buro. Este último tenía un físico robusto y un aspecto digno. Mientras tanto, el primero era alto y delgado, parecido a un playboy. Tenía un comportamiento frívolo. Sin embargo, de vez en cuando, en sus ojos destellaba un atisbo de agudeza que no se notaba con facilidad. Max preguntó con calma:
―¿Cómo va el progreso de su retirada fingida?
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