Rulon, que se enorgullecía de ser un experimentado juez de carácter, se sorprendió al ver que no podía percibir nada sospechoso en Nataniel.
La valentía y la concentración del hombre indicaban que no era una persona corriente. Aunque tal vez ocultara su verdadera identidad llevando una máscara, su piel bronceada y sus ojos de aspecto normal no eran como los de un vampiro, que suele tener la piel pálida y los ojos rojos. Por lo tanto, Rulon concluyó que Nataniel no era un vampiro.
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