Después de que Poncio estacionara su auto, él y la Señora Helen subieron junto con sus lacayos. Penélope estaba preocupada, pues sabía que la mala sangre entre la Señora Helen y Nataniel era profunda y había escuchado hablar del poder de la familia Latorre. Ella miró a Nataniel, preocupada.
—Dicen que nos han tendido una trampa mortal aquí. ¿Qué debemos hacer?
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