Nataniel mantuvo la calma en todo momento. Su débil sonrisa emitía un sutil matiz de burla. Cayetano pronto recuperó la compostura. Una mirada de miedo nubló su rostro. Lanzó una mirada feroz a Ceferino y Haidee.
―¡Silencio, ustedes dos! ―Sin dudar ni un segundo más, se arregló con rapidez el uniforme y se enderezó. Mientras Ceferino y Haidee miraban desconcertados, miró directo hacia Nataniel y gritó―: ¡Atención, saluden! ―ordenó.
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