«¡Qué poco razonable!».
Un destello frío apareció en los ojos de Columbo. El público podía sentir que la atmósfera se volvía opresiva. Era como si les estrangularan la garganta, haciéndolos asfixiarse. Todo el mundo se dio cuenta de que Columbo estaba furioso. Florencio no esperaba que Nataniel fuera tan irrespetuoso. No solo no temía a la Familia Noreña, sino que tampoco mostraba a Columbo ni un ápice de respeto. Además, insistió en obligarlo a arrodillarse y disculparse delante de Columbo.
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