Con más de veinte armas apuntándoles, los pocos guardias de seguridad eran retenidos por César sin oponer resistencia. Nataniel ordenó a dos de los miembros de la Élite 8 que se quedaran en la caseta de vigilancia. Si ocurría algo inesperado, su trabajo consistía en avisar a todos para que se retiraran. Después, Nataniel les dijo a César y a Jacinto:
—Sepárense y encuentren a mi hija en el menor tiempo posible. Una vez que la encuentren, sáquenla de aquí de inmediato.
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