Sheila le instruyó de prisa a sus subordinados que trajeran la pintura y que la abrieran para la inspección de su tío. Después de revisarla, David dijo con voz grave:
—Está correcta. Esta es de mi colección pasada, la que le regalé hace poco al Gobernador Militar en Jefe. La he tenido por muchos años y la colgué en mi estudio. No puede estar mal porque la veía todos los días y conozco sus pequeños detalles.
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