La sospecha surgió en el corazón de Penélope. Sin embargo, no podía probar si Donato estaba aliado con los ladrones. Por lo tanto, se mantuvo distante pero cortés cuando le dijo a Donato:
―Gracias por su ayuda, Señor Mejía. Pero a ninguna de las dos nos gusta beber, así que lo invitaremos a cenar si se presenta la oportunidad en el futuro. Donato se dio cuenta de que después de que Nataniel dijera esas palabras, tanto Penélope como Carmen miraron a Donato de forma diferente.
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