Penélope le dedicó una sonrisa irónica.
—Carmen me dijo que estabas en problemas y que te habían encerrado. Me asusté mucho. Les pedí a mis padres que cuidaran a Reyna y luego vine hasta aquí. Cuando llegué a la ciudad, César y los otros hombres me dijeron que todo estaba bien. Pero no podía dejar de preocuparme, así que vine aquí con Carmen para visitarte, pero nos lo negaban cada vez que lo intentábamos.
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