Por desgracia, la disparidad de fuerzas era evidente. Ni siquiera en su mejor momento podría igualar a Nataniel, y mucho menos en su estado actual.
Nataniel vio cómo Morgon, blandiendo sus cuatro alas, se abalanzaba amenazadoramente, permaneciendo allí con el rostro inexpresivo hasta que la otra parte se acercó. Fue entonces cuando Nataniel hizo un movimiento.
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