La advertencia de Leopold sonó con severidad.
Sin embargo, la gente de la Curia empuñó sus armas y rodeó estrechamente a Eugenio IV, mirando con odio a Nataniel y sus compañeros. Era evidente que se trataba de los más fieles seguidores de la Curia. Habiendo perdido la cordura, estaban ciegos en su adoración fanática por Eugenio IV. Ni siquiera pestañearían si él les ordenara cometer un asesinato o un incendio provocado, y lo harían sin la menor vacilación.
Obtiene más cupones de libro que los de la appRecargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread