Amaneció al día siguiente, con el sol empezando a salir por el horizonte. Sin embargo, en la Tierra, la distinción entre el día y la noche se había difuminado, ya que el mundo estaba ahora envuelto en una oscuridad perpetua. Incluso por la mañana, la tierra permanecía tan oscura como durante la noche.
Sin embargo, en la cima de la cordillera de la Palma de Dios, la alianza se había reunido en su totalidad. En el lugar más prominente de la montaña, se alzaba orgullosa la imponente bandera del comandante en jefe de la alianza. La brisa de la montaña hacía ondear la gran bandera.
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