Los habitantes del País J no pudieron evitar estallar en carcajadas cuando escucharon que Nataniel de verdad quería enfrentarse a Watanabe. Todos pensaron que este debía estar pidiendo la muerte para batirse en duelo con su Dios de la Espada.
Watanabe seguía vistiendo su característico atuendo de samurái. Junto con su cabello y barba grises, el Dios de la Espada tenía el aspecto de un Maestro de artes marciales de alto rango que llevaba su katana al lado. El Dios del Kendo miró a Nataniel con una sonrisa:
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