En un abrir y cerrar de ojos, Víctor estaba tullido en el suelo. Sus hombres también fueron golpeados y expulsados de la habitación. Como le indicó Nataniel, Tomás compró un ataúd negro y dejó a Víctor en él antes de clavar el ataúd cerrado.
Luego, consiguió que sus hombres entregaran el ataúd lo más rápido posible a los Montenegro en Nortania, justo al Señor Montenegro. Luca estaba con algunos amigos en su casa cuando de repente, su mayordomo, Isaías, entró corriendo con una mirada horrorizada en su rostro. Disgustado, Luca gritó:
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