La Señora Cuevas estaba furiosa porque, de hecho, era inapropiado que Darío Alcázar le quitara la casa y la echara del lugar, era mejor no meterse con él. Pues era el rey de los bienes raíces en Ciudad Fortaleza.
El marido de la Señora Cuevas podía ser rico, pero no se acercaba al estatus de Darío Alcázar. Él podría destruir a su marido en segundos. Si ella no aceptaba su sugerencia, este encontraría más formas de atormentarla. Ella le tenía miedo y no se opuso a su demanda.
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