Al terminar la fiesta, Lisandro del Rincón y los demás hombres influyentes de Arboledas se marcharon. Arnulfo, que ya estaba algo borracho, invitó a la familia de Nataniel a quedarse unos días, pero Sasha y Juvenal estaban disgustados y Penélope tenía muchos asuntos que resolver en el trabajo. Leila rechazó la invitación de su padre con cortesía y esa noche tomaron un avión de vuelta a Ciudad Fortaleza.
Cuando llegaron a su casa, ya era la una de la madrugada. Nataniel acababa de convencer a su hija para que se durmiera cuando Penélope entró en la habitación con un camisón de seda después de darse una ducha y él se quedó sorprendido por su belleza.
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