Los ojos de Pelo Amoldado se ensancharon al escuchar las palabras de Nataniel. No esperó que permaneciera calmado o que pudiera tener una línea de pensamiento tan clara y precisa.
—¿Quieres seguir la ley? ¡Así lo haremos! ¡Pero no vengas llorando cuando vayan a la quiebra! —dijo con desdén. Luego sacó de inmediato su celular para hacer una llamada.
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