Penélope no quería que Nataniel la curara en la sala de estar y, por lo tanto, se dirigió primero al dormitorio. Poco después, él entró con un frasco de medicamento.
Los dos se sentaron junto a la cama mientras él le subía las mangas. Le aplicó la pomada sobre los moretones. Luego, le levantó la pierna derecha y la colocó sobre su regazo. Con cuidado, le subió los pantalones y dejó escapar un leve suspiro al ver los rasguños y los hematomas en su pierna. Se puso un poco de pomada en las palmas de las manos y la frotó con delicadeza sobre la pierna lastimada.
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