Nataniel le dedicó una pequeña sonrisa mientras respondía:
—Como quieras, querida. —Penélope se sonrojó mientras un sentimiento cálido surgía en su interior, pues, aunque Nataniel era impulsivo y se enfadaba con facilidad, estaba dispuesto a escucharla—. Dirigiéndose a los hombres arrodillados, Nataniel habló con un tono duro—: Esta vez, los dejaré libres y más vale que no haya una próxima vez, por su bien.
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