Ahora que Nataniel había asesinado a los Cuatro Dioses del Guerrero, todo lo que quedo fue un grupo de esbirros espantados. Por lo tanto, la Élite Ocho le ordenó a César y al resto, proteger la bandera, mientras lanzaban un ataque coordinado contra los enemigos para apoyar a Nataniel.
Habiendo atestiguado con qué facilidad Nataniel había matado a los Cuatro Dioses del Guerrero, no era de sorprender que los guerreros Yetronianos que quedaban huyeran despavoridos.
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