La inesperada noticia sorprendió a los vampiros, que estaban sorbiendo sus bebidas. Se dieron la vuelta y miraron a Nicolás con incredulidad. Zotz, por su parte, estaba estupefacto y molesto. Aunque Adonis no le caía muy bien, seguía siendo su subordinado. El asesino le había faltado al respeto a Zotz asesinando a su lacayo.
«¿Quién es tan descarado como para matarnos a los vampiros, y encima a mis subordinados?».
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