Todos estaban en estado de shock y no podían apartar la mirada de Nataniel. Sus ojos también brillaban de una manera como si estuvieran presenciando un milagro.
Si Nataniel no fuera euroasiático y su oponente no fuera un duque, los ciudadanos de Reino de las Águilas probablemente ya se arrodillarían y adorarían a Nataniel.
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