Había amanecido cuando Bastián y Vicenzo fueron detenidos por la policía. Los arrastraron al auto de policía en el estacionamiento del hospital. Vicenzo llevaba la cabeza baja mientras caminaba, mientras Bastián cojeaba. Bastián miraba la zona, intentando quitarse de encima a los policías para poder caminar por su cuenta.
—Date prisa, no nos hagas perder el tiempo. Todavía tenemos que tomarte declaración cuando lleguemos a comisaría —gritó Rafael, el sub-capitán del equipo de investigación criminal.
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